martes, 13 de noviembre de 2007

Tu espalda...


Me gustan las flores de tu pieza

y el perfume enamorado de tus sábanas


en la oscura calma,

humedecida de tu vientre


y en el abrazo

apretujado tras tu espalda


me desespera y me reclama

y me hace unas señales


tu espalda


me alarga su estampa

o me invita tiernamente


me llama y me acoge, me abraza


tu espalda brillando, salobre


duna hirviente de mis sensaciones blancas,

como un omóplato en mis labios, aferrándose


rayos


uno dice cosas elocuentes y acariciadas


en el recuerdo misterioso y plácido de una espalda.


4 comentarios:

Dafne dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dafne dijo...

Alguien me dijo por ahi, no hay nada mas potente que un recuerdo atesorado.
Estabas inspirado, como hacemos para mantener esa inspiración?

Anónimo dijo...

Me parece extraño escribir de una espalda, cuando una mirada es mejor.

Tal vez la curiosidad o el sentir más alla de lo evidente avala este escrito, pero por ahi siempre dicen que los ojos son la ventana del alma.

Da miedo mostrarla?

Dafne dijo...

Me parece que el autor presenta un personaje que solo es capaz de ver la espalda, porque espera, en el mejor de los casos, que de ese mismo modo le deje, sin mirar atrás.
No busca una mirada ni un alma, solo quiere quedarse con la sensación, con los recuerdos, atesorando imágenes.
Me parece que el personaje no desea un alma, eso es solo para "valientes"
=)