jueves, 7 de agosto de 2014

Nuestros Niños



16 de noviembre de 2009 a la(s) 20:54
Cada mañana le observo en silencio, antes que el despertador comience con su frenético sonido, que aun así, no le hace despertar.
Es por ello que cada mañana estoy ahí, a su lado, esperando la alarma, para luego apagarla y despertarle a besos.
Y es así, que mi niño se despierta, entre arrumacos, bostezos y estirones, pidiendo un ratito más.
Pero mi niño ya está en la vorágine del día a día.
Entonces, la primera crueldad matutina. Le destapo acariciando su cabecita, el va entre tropiezos directo al baño.
Aun no despierta y mientras el agua cae tibia sobre él, al otro lado le preguntamos.
¿Te lavaste tras de las orejas, limpiaste bien el ombligo?
Nuestros niños desayunan, algunos tienen la suerte de tener leche y cereal, otros se van directo al colegio, sin nada en sus pancitas, hasta que reciben galletas vitaminizadas y leche, de esas que entrega el gobierno.
Desde el despertar nuestros niños son diferentes.
Unos duermen en sus propias camas, mientras que otros las comparten con más hermanitos o sus padres.
Está mañana mi niño salió apresurado, el furgón escolar le esperaba, para ir a un buen colegio pagado.
Mi niño no sabe la suerte que tiene, aun se queja cada mañana de tener que ir a estudiar, no sabe de aquellos que no pueden hacerlo, nunca les ha visto de cerca; esos niños, que cada mañana despiertan para salir a trabajar, ganarse el pan, pidiendo en esquinas o haciendo tareas que les corrompen el alma y que al resto nos duele.
Para mi niño, su mayor problema hasta hoy era sacarse buenas notas y jugar, llevándose bien con sus compañeros más abusadores, hasta hoy.
Hoy, yo tengo el problema de contarle que su abuela falleció.
Hoy, mi niño crecerá un poquito.



http://dafne-en-viaje.blogspot.com/ Creative Commons License
Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.