viernes, 15 de mayo de 2009

Celestina



No, no es que estuviese enamorada de el.
Pero, quizas si.
Algo de admiración infantil adolescente le quedaba por ese hombre.
No era que le encantase su cabello rizado, hoy desconocido para sus dedos.
Ni su imagen hoy completamente anónima.
No era porque su conversación fuese la más interesante que hubiese tenido en siglos con un hombre
No, no era por que fuese el elemento destacado “inalcanzable”, inexpugnable tras 3 murallones y una reja.
Tampoco que se sintiese tan niña y tan vampira como para no arriesgarse
Ella debía hacerlo, atreverse de una vez, como no lo hizo hace años.
Le gustaba demasiado ese hombre para dejarle ir.
Por eso, armo los contactos y urdió los planes.
Le presento a su mejor amiga, para que experimentara.
De ese modo vivió su fantasía a través de la pobre incauta que termino con el corazón destrozado.
Pero en ese entonces, el no sabía amar.
Hoy le tocará nuevamente probar, a ver si ya está listo para ella misma.

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jueves, 14 de mayo de 2009

Chatarra



Era una pieza de chatarra, que parecía derretida por momentos. La encontró por ahí subiendo la colina.
Había caído en algún minuto de su bolsillo, mientras recorrían buscando un buen lugar.
Apareció para recordar la patente de su auto destruido.
Como una reliquia, ambos se habían quedado con un trocito tras el accidente.
Se agacho a recogerlo y fue atacada de sorpresa por su compañero, quien le sujetó firme por la cintura.
Cayeron sobre el suelo desprovisto de hierba.
Sus ropas y cabellos se llenaron de confeti de hojas secas.
Se acariciaban y besaban carcajeando, mientras la luz de la tarde se colaba por entre el dosel amarillo anaranjado.
Sus caras de felicidad eran parte de los misteriosos acontecimientos que les había llevado ahí, justo tras unos troncos caídos, en medio de un Jardín Botánico.
Horas antes, deambulaban perdidos por una carretera, sin saber a donde iban.

Dafne

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miércoles, 13 de mayo de 2009

Poetas ni tan anónimos



Plaf!, Plaf!, Plaf!
¡Hermosísimos!
Siutiquísimos…

Aplauden los poetas danzantes
Errantes

Grupúsculos de hermanos
de apoyos irrestrictos.

Bolsas de gatos esquizofrénicos.
Nada dicen sus metaforones
pudiendo decirlo todo.

Gargajos atragantados en los olimpos poéticos

No miran el otoño
que pisan al pasar.

Algunos son capaces de verlo y recogerlo…

Felicidades a los otros
visitados por hojas secas,
a los que aun le escriben
a ti y a mi

Gracias por la simpleza
no simplista.

Pero, ten cuidado
el sequito de decapitados
puede que, TE(ME), abuchee.

Pif, paf, puf!

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martes, 12 de mayo de 2009

Sirena



Mi niña, me decías con voz áspera,
llenando de sensualidad emborrachada
tus palabras y gestos imantados de ternura.

Metías tus manos entre esos muslos de entonces.

Yo me dejaba atrapar con suavidad
domesticada por tu lujuria.

Nuestro barco partía en medio de la tormenta.
Me vi obligada a bañar desnuda,
descendiendo por la proa cubierta de espuma.

Me llevabas a la playa cercana
dejándome boca arriba
sobre la arena iluminada por la luna.

Alternábamos en los vaivenes,
atrapada por tu boca pegada a mi espalda
pidiendo que me mordieras sin compasión.

Amanecí borracha junto al muelle,
despertando de mi pesadilla de niña venida a menos.

Llena de recelos me dejaste sirena.
Muertas mis piernas en tu océano,
las escamas hoy reemplazan tus caricias

¿Regresaras marinero?

Vagaras por mares en que los cuerpos aprenden a quebrarse
hasta que extrañes nuestro perfecto orgasmo en alta mar.

Soy tu tierra y tu deseo en cruz,
por que soy el animal de tu contradicción
el llamado a puerto para aquel barco tuyo.

Soy el delirio del delirio que te atrae a tierra,
quien minuciosamente te recuerda
que ya no me podrás abrir en los altares del sacrificio.

Escucharas mi canto enamorado
y me seguirás desnudando a la distancia,
azorado y erecto.


Espero por una puerta abierta
a nuestra cama voladora,
a que quites con tu lengua mi piel de pez

En el goce, seré tu hembra
en el sol de la mañana, de cada beso
en la oscuridad sagrada de tus abrazos pegados a mi espalda.

Búscame en medio de la noche
y clava tu tridente en mi corazón agrietado.