sábado, 22 de septiembre de 2007

Ecos Desde Ralco

Hoy me encontré con algo que escribí en mi época dedicada al resto y no tanto al núcleo familiar...

Hoy me pregunto, sirvió de algo todo esto?... entonces me dan ganas de llorar.

Ecos desde Ralco

Para muchos chilenos un 18 de Septiembre con asado, empanadas, chicha, cueca (o cumbia), son “ritual sagrado”, pero para otros , quizás no lo es tanto.
… 23:45 hrs., 16 de Septiembre; con bolsos y petacas un grupo esperaba el bus que los llevaría a aquellos lugares donde existen o ¿subsisten?, algunos chilenos que no izan bandera en 18, allí donde durante siglos junto al Bio-bio, han vivido los pehuenches.

Por la poca observación de los pasajes, en vez de llegar a Los Angeles, despertamos en Concepción. Casi sin haber dormido, se siguió una ruta en que tendríamos “oportunidad” (supuestamente) de observar los cambios vegetacionales desde costa a cordillera; desde Concepción a Los Angeles, fue “casi decepcionante“ para aquellos que nos saltamos esta zona cuando vamos más al sur, ver alguno que otro campito y mayoritariamente bosque exótico, sin embargo para el trayecto a Ralco, algunos traumatizados con los tipos forestales, ya pudimos tratar de identificar alguna que otra especie nativa. Una curva, dos, tres, ríos de ¡agua limpia!, cerros verdes, ¡cumbres llenas de merengue! (era la hora de almuerzo y nada en el estómago).

Finalmente estábamos en Ralco (debería llamarse Ralo) y como buena citadina aun no entendía mucho, solo veía un lugar rodeado por los cerros, con una naturaleza que podría llegar a las casas apiñadas, en un paraje bastante afeado, hoy día desprovisto de cualquier adorno que prodigara antaño la natura, pero con una comisaría nuevecita, según me dijeron, gentileza de Endesa. Pero se podía dar una ojeada a los cerros, el bosque y ver … tremendas torres de alta tensión; “el progreso dicen”.

“El primer acercamiento”, llegamos al “Centro Pehuenche”; no parecía la gran cosa, una casita bastante “pintoresca” en cuyo interior había gente hablando mapudungun, y tomando mate. En el diario mural, mucha información proveniente de Santiago y otros centros urbanos: LA CIUDADANÍA CONTRA RALCO” ( la central hidroeléctrica, aunque parezca otra cosa).

No nos quedamos mucho ahí, alcanzamos a preparar algo de comer para no seguir alucinando en el camino, pues nuestro destino final era Ralco Le Poy.

En un camión que se fue llenando de cargamento humano, principalmente pehuenches y jóvenes visitantes, se recorrió una ruta que culebrea entre los cerros, el cielo y el abismo; aquí si que se veía diversidad, árboles que nos recibían con los brazos extendidos al cielo y el río abajo, como fuente de todo, espejos azules, aguas torrentosas y… ¡Pangue!. Si, Pangue, hay que recordar (a veces se nos olvida), que ya existe una central cercana en el Bio-bio.

Se nos señalo un monolito, que mostraba el lugar donde se haría la nueva represa y desde donde nos tendríamos que sujetar mejor, porque el camino no estaba arreglado; ¡para que!, si va a ser tragado por las aguas, al igual que el cementerio, casas, arboles, lugares sagrados, tierra e historia de un pueblo.

Llegamos a destino y la ñaña (hermana) Nicolasa que nos recibiría en el patio de su ruka (casa), hizo la primera “sugerencia” a las mujeres presentes: “Vayan ayudar a peñi (hermano) Juan a hacer pan y …

La verdad, no me resulto agradable el tonito y menos aun eso de ¡hacer pan!. Pero ya era de noche, viajamos todo el día, así que por entonces, no haría nada.

Dormimos en una carpa que el Puelche (ventolera de temer) pudo haber hecho añicos; no solo dormí con susto, sino que con una sensación de malestar enorme al ver a esta gente de carácter tan fuerte en casas que parecen tan débiles, en terrenos descubiertos, casi sin animales, sin muchas herramientas, pero que sostiene un espíritu de lucha, curtido por el medio, envidiables.

Al día siguiente y muerta de frío al fin abrí mis ojos y vi bien alrededor. ¡Que riqueza mas grande!. Estábamos en una terraza como a 30 mt. de altura del lecho del río, por las quebradas corre agua limpia , en los alrededores hay leña para el fogón (arboles viejos caídos), pasturas naturales, “lo suficiente para vivir”; para vivir como lo han hecho siempre.

Ese día ayude, no a hacer pan, sino que a algo un poco mas grato, arar la tierra.

Cuando se me ocurrió preguntar a peñi Juan como era que regaba, casi me dio ataque de risa y llanto. “Bueno, por arriba pasa un canalcito y con un plato le tiro agua”, fue su respuesta. Casi indignada, pensaba en como recién ahora nos “preocupamos” de estos chilenos que no “celebran” en 18, mientras indicaba como podía mejorar “su sistema de riego” y otras labores culturales. Gracias a eso me gane algo de respeto (aunque antes tuve que mentir y decir que era casada sino me matrimoniaban ahí mismo) y me dieron un poco de vinito reservado para el frío que ni mis compañeros varones probaron.

Al comenzar el viaje de regreso (¡a pie!) la ñaña nos invito a comer. ¡Imaginen! en 18 de septiembre cinco estudiantes “con la guata pegada a la espalda”, diciendo “gracias, no”, ¡mala idea!. La ñaña se indignó, dio dos gritos y estábamos en su casa comiendo una cazuela de chancho, mientras en el centro, el fogón calentaba y hacia irrespirable el ambiente; esa calidez de la mujer pehuenche es difícil de olvidar.

Al terminar de comer, comenzamos a caminar y encontramos milagrosamente una camioneta a la que le hicimos dedo, era un señor que resulto ser ingeniero agrónomo; el nos llevo e hizo varias paradas para apreciar mejor el paisaje y conversar con nosotros.

En el “sitio de LA CENTRAL”, al “ojimetro” calculábamos la superficie cubierta por las aguas, ¿que hacen con los arboles?, ¿los dejan ahí para la eutroficación o los cortan?, ¿hasta donde cortan?, ¿que cortan?, que “especies sensibles” (ademas de los pehuenches) existen ahí. Llegamos a algunos puntos de acuerdo:

1.- Existe una gran degradación de los terrenos y paisajes en donde viven los pehuenches, notorio especialmente en suelos que el agua arrastra al estar descubiertos por el sobrepastoreo de ovejas y cabras .

2.- Poseen una agricultura marginal, con aplicación de muy poca técnica, lo que hace menos “aprovechables” sus terrenos. Hay que considerar que por un lado tienen una “historia”, y por otro, una tecnología dada por otros, la cual no ocupan como debiera ser. Se proporcionó una tecnología, pero existe una falta de transferencia de ella; una aceptación y entrega acordes a su forma de vida.

3.- Se pretende cambiar las tierras de esta gente, solo por el porcentaje arable y no todo. Al parecer para quienes hacen el “trueque”, no es importante el entorno del que obtienen su sustento.

4.- Que sería menos traumática la salida de los pehuenches, si hubiera existido un programa de años respaldando a esta gente, por último, un programa de desarrollo que demostrara una verdadera preocupación por los pehunches y no una “solución parche”, si es que solución se le puede llamar a lo que se esta haciendo. De todas formas se les expulsa de sus tierras a ellos, “ la gente de la tierra” y se dice que son flojos (hay que vivir un tiempo allá para notar que el flojo se muere de hambre y frío), cerrados, que no les importa. ¿No será que ellos no nos importaban hasta que aparecen en los diarios o se interponen a “proyectos de crecimiento energético”?.

En fin, su actitud para con nosotros se puede hacer patente en una “anécdota” que le sucedió a un profesor, una vez que fue a esas tierras a hablar sobre desarrollo. Terminado el discurso, uno de los asistentes (mapuche) se paro y dijo: “en mi casa tengo una gallina que cacarea y cacarea, pero que no da huevos”, luego se sentó.

Seremos profesionales y como tales tenemos el deber no solo de opinar si esto esta bien o mal, sino que debemos pensar en soluciones de beneficio común (no en soluciones que beneficien a la mayoría en desmedro de los pocos o de generaciones futuras). ¿Entonces hasta cuando cacarear y no tomar realmente en cuenta esta clase de cosas?, porque hoy son los pehuenches, el Bio-bio, la ecología, la capa de ozono, que si protestan o no los mapuches para el día de la raza, el cambio global, la contaminación en Santiago, la costanera norte, etc. ¿y mañana?… ¿mañana?.

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