domingo, 16 de marzo de 2008

Camille Claudel 1864-1943


Nacida en Champagne en 1864, fue hija de una familia pequeñoburguesa, que desde muy joven mostró gran facilidad para crear formas con sus manos, trabajar y moldear todo tipo de materiales. Pero el talento natural no fue suficiente y buscó la maestría de la técnica en un taller.

Camille, fue durante su vida una mujer incomprendida por su madre y hermana, quienes no reconocen en su existencia una evolución natural de lo que podía ser una mujer en esa época, sino que más bien, le consideran una desviada de las reglas de la vida burguesa en la sociedad.
Su padre es su gran apoyo, junto a su hermano Paul, quien además de su consuelo, fue un celebre escritor.

En 1882 es aceptada por Paul Dubois, director de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Cuando su familia se traslado a Paris, en 1883, se inscribe en la Académie Colarossi, manteniendo un estudio junto a 3 amigas inglesas.

Tiene su primer encuentro con Auguste Rodin en 1883, y el año siguiente empieza a trabajar en su taller. Su encuentro con el escultor, desemboca en una relación amorosa. Camille posa para él y colabora en la realización de las figuras de la monumental Puerta del Infierno.

La obra de la escultora, es muy cercana a la de su maestro, debido a que se produce entre ambos un clima de colaboración y enfrentamiento que enriquece la labor mutua. Su obra, no es solo una copia, aunque las iniciales, tiene el sello indiscutible de Rodin.
Así, sus grandes trabajos parecen dialogar: El eterno ídolo, de Rodin con Sakountala, de Claudel, o El beso, del escultor frente a El abandono, de Camille. Ya que, a diferencia de otras grandes parejas del arte (Gala y Dalí, Modigliani y Jeanne Hébuterne), ambos son creadores.

Rodin le permitió participar en muchas de sus grandes esculturas, Aunque, temeroso de su personalidad y talento arrasadores, intentaba rebajar su protagonismo en el estudio.

A pesar de la pasión, la relación entre Rodin y Camille es complicada, conflictiva y con continuas interrupciones y crisis.
Camille dejó escrita en su correspondencia de la época que él se aprovechaba de ella, que las obras que presentaba como propias eran producto de su talento menospreciado.
También hubo lugar para otros reproches. Por ejemplo, las vejaciones y humillaciones a las que le sometió Rodin, que solía exhibirse con otras mujeres delante de ella. Entre esta correspondencia hay una carta de Rodin, en la que él deja por escrito la promesa, mil veces rota, de que ella sería la única mujer en su vida.

Obsesionada por el amor, Camille fue convencida por Rodin de abortar cuando quedó embarazada. De nuevo, le prometió que iba a abandonar a Rose Beuret. Todo fue mentira de nuevo y Camille, profundamente humillada, abandonó a Rodin.
Ésta situación será la inspiración de una de las obras más importantes de Camille: L’Age Mur. En esta escultura vemos representada una escena en que Camille, arrodillada y suplicante, dirige sus manos hacia el, Rodin, quien le da la espalda mientras una mujer medio ángel medio bruja (que representa a Rose Beuret) se lo lleva.


Una vez rota su relación con el escultor, entra en su vida Claude Debussy pero también él está unido a otra mujer.
Camille, no encuentra apoyo en su familia, pues su madre y su hermana siguen siendo hostiles a su forma de vida y su hermano Paul está lejos.
En diciembre de 1905, Camille realiza su última gran exposición.
La artista, entonces, se encerró en su propio estudio y esculpió incansable cabezas de niños. La mayor parte de éstas fueron destrozadas inmediatamente. Los vecinos de su taller la oían aullar todo el día. Camille perdió su belleza y su única relación fueron las decenas de gatos que vagabundeaban por el estudio.
Una tarde, tres enfermeros echaron la puerta abajo y le colocaron una camisa de fuerza. Por orden de su familia, fue ingresada en un sanatorio psiquiátrico próximo a París. Nunca más volvió a esculpir nada. Se le diagnosticó "una sistemática manía persecutoria acompañada de delirios de grandeza" por los que se creía víctima de "los ataques criminales de un famoso escultor". Al final de su vida recuperó la cordura, del sanatorio psiquiátrico nunca más saldría, pese a su recuperación y a los desgarrados ruegos que dirige a su hermano.
Destruyó casi toda su obra y se negó a esculpir mientras la tuvieran allí encerrada.

Pasó los 30 últimos años de su vida en el manicomio de Montdevergues. Allí murió sola. Abandonada por todo el mundo, incluida su familia. Camille Claudel (1864-1943) cargaba a sus espaldas 79 años de una vida tan dramática como fascinante. Y aún tendría que transcurrir mucho tiempo para que se reconociera su talento como escultora. Sobre todo, para que su personalidad artística volara por encima de su relación con Auguste Rodin.

Informacion Adicional :

Se trata de Une femme, biografía de Camille Claudel escrita por Anne Delbée («Le Livre de Poche» 5959, Presses de la Renaissance, París 1983)
De aquí se extraen algunos trazos del carácter de la escultora.
La autora se detiene en 1913, año en el que la escultora, abandonada por Rodin quedando sumida en una conmovedora espiral de miseria y desequilibrio psíquico.
Delbée, muestra con profundidad los repliegues psícologicos de su biografiada. Hay párrafos que resumen sentimientos, inclinaciones y actitudes, como el siguiente:

"Camille detesta a esas mujeres que no dicen nunca lo que les gusta o disgusta. Víctimas eternas, se sacrifican para siempre. Como han refrenado su alegría, no pueden dejar de sufrir. Tal es la barrera que han erigido ante el placer, que ni un plato ni una flor pueden despertar en ellas la más mínima complacencia. Todo lo que existe tiene forma de cruz. En el hondón del corazón, Camille agradece al señor Rodin que le haya transmitido el gusto del placer. Aunque lo habría encontrado sola… Ya desde pequeña se había jurado a sí misma llevar cada vez más lejos su búsqueda. Y es que existe un egoísmo que es una forma de salud. La reflexión que un día le hizo su padre se le ha quedado grabada en su memoria infantil: «Camille, di a los demás qué es lo que te gusta. El sacrificio puede alienar a cualquiera. Que los demás sepan lo que deseas realmente. No hay nada peor que el hecho de que alguien se sacrifique por ti. Un sacrificio no es un regalo para nadie. Es una forma intolerable de chantaje (págs. 223-224)."

Recientemente han salido a la luz unos documentos que, aunque encontrados en el sótano de un asilo de París en 1995 por Philippe Versapuech, investigador en historia psiquiátrica, no se han hecho públicos hasta resolverse la batalla legal desencadenada por su propiedad. En ellos consta el diagnóstico realizado en su día por los doctores que observaron en la paciente delirios paranoicos. Pero entre esos papeles también se encuentran cartas de la propia Claudel que denuncian con extraordinaria lucidez la dureza de su confinamiento, su soledad y el odio creciente hacia quien fue su maestro y amante.

"Mi muy querida, caído sobre ambas rodillas ante tu precioso cuerpo que abrazo",

le escribió Rodin a finales de 1884, principios de 1885.
Cuando se estableció por su cuenta escribió:

"Se me reprocha (¡espantoso crimen!) haber vivido sola"

, en 1917. Pasó así unos años de febril dedicación a la escultura en los que apenas salía de casa, abandonada de sí misma y sufriendo penurias económicas.
Hoy se sabe que, en su primer día de ingreso, el doctor Truelle le diagnosticó "una sistemática manía persecutoria" y "delirios de grandeza" por los que se creía víctima de "los ataques criminales de un famoso escultor", como consta en los documentos recientemente hechos públicos, desmintiendo así la idea, en cierto modo romántica, de que su encierro fue ordenado por su familia para evitar el escándalo.

"En el fondo, todo eso surge del cerebro diabólico de Rodin. Tenía una sola
obsesión: que, una vez muerto, yo progresara como artista y lo superara;
necesitaba creer que, después de muerto, seguiría teniéndome entre sus garras
igual que hizo en vida",

llegó a escribir, en un ejemplo de cómo la pasión se tornó en odio.
Camille vivió en la más extrema soledad ("Necesito ver a alguna persona que sea amiga"), ya que su madre solicitó que no se le permitiera recibir visitas ni mantener correspondencia. Así, en total abandono, con la mayor parte de su obra destruida por sus propias manos, olvidada por todos, murió en el sanatorio de Montdevergues (al que había sido trasladada en 1914) el 19 de octubre de 1943.

"No he hecho todo lo que he hecho para terminar mi vida engrosando el número de
recluidos en un sanatorio, merecía algo más".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pregunto porque la genialidad artística no tendrá nada que ver con ser un rastrero y un mierda,hay tantos casos en la historia,Rodin uno más.No hay duda que ella le queria,(margaritas a los cerdos)La Petite Chatelaine y Clotho son insuperables,creo que Camille tenia sino más talento que Auguste el mismo,y alli donde esté espero que sepa que lo sabemos.Gracias Dafne por el articulo.
justperdona.com