Fotografìa:
Three studies for a Crucifixion
Francis Bacon, 1962
He aquí un cuerpo, un icono mutilado, hecho objeto que regresa a la animalidad, encerrado y enfrentado a si mismo, saliendo de los discurso estereotipados de masculinidad, fábrica y separación de géneros. Nos angustiamos con la cercanía de la muerte y nos asemejamos a cadáveres que en cercanía, como idea, se diluye y desaparece…
Desbaratar el cuerpo en beneficio del cuerpo, el rostro en provecho de la cabeza; el cuerpo sin órganos es carne y nervio: nervios que le recorren en una frecuencia de sensaciones, como un encuentro entre estas frecuencias y las fuerzas externas que actúan sobre el.
Así, el cuerpo ya no es el espacio de refugio que asegura la idea del yo, se transforma en feudo donde el yo es contradicho e, incluso, disoluto…
Esta falta de estabilidad para el hombre, le lleva por caminos inexplorados, en los que basa su existencia… nos basamos en el incomprensión, el control sobre el propio cuerpo, es pura ilusión.
Los valores y la identidad son cuestionados cuando el cuerpo del hombre es destruido, reconstruido, devorado, vomitado y sus fronteras traspasadas y superadas…
La búsqueda del yo… queda ahí, en pedacitos.
Desbaratar el cuerpo en beneficio del cuerpo, el rostro en provecho de la cabeza; el cuerpo sin órganos es carne y nervio: nervios que le recorren en una frecuencia de sensaciones, como un encuentro entre estas frecuencias y las fuerzas externas que actúan sobre el.
Así, el cuerpo ya no es el espacio de refugio que asegura la idea del yo, se transforma en feudo donde el yo es contradicho e, incluso, disoluto…
Esta falta de estabilidad para el hombre, le lleva por caminos inexplorados, en los que basa su existencia… nos basamos en el incomprensión, el control sobre el propio cuerpo, es pura ilusión.
Los valores y la identidad son cuestionados cuando el cuerpo del hombre es destruido, reconstruido, devorado, vomitado y sus fronteras traspasadas y superadas…
La búsqueda del yo… queda ahí, en pedacitos.
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