Aquel ángel no es un ángel… ni es un demonio, es solo una gran desilusión que se quiere vestir como yo, intentando versos de sueños descascarados.
El señor desilusión es muy suave y brutal, un día se envolvió de seda simulando delicadeza; queriendo parecer civilizado, educadamente me arrancó la piel, y se disfrazó de mí.
Desde entonces estaba en mis pesadillas.
Que triste desilusión.
Que triste dominación…
Yo solo escribía cuentos y exponía sin mediar respuesta: “El romance no es de una sola vía”. Necesito que mueras, para que no me mates, pero el no entendía.
No vendo ilusiones le susurraba a diario, manteniendo su caja de pensamientos cursis taponada, en un desalojo de pesadillas.
Finalmente me atendió y se quitó mi epidermis, dispersándose en miles de polillas.
Todavía hay algunas por ahí revoloteando, ávidas, observando mi piel.
1 comentario:
Las polillas siempren vuelven...
siempre han estado ahi,
quizas el mundo no funcionase
si no estuviesen.
podria romperse la cadena trofica?
podria nuestro closet derrumbarse
y nuestras prendas, desteñir.
y que haria un vendedor de naftalina, sin polillas?
hay que aprender a vivir con ellas.
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