martes, 15 de enero de 2008

Mi Jardín


Voy a mi jardín con los ojos bien abiertos, con la fuerza de un adulto y las ilusiones de una niña.
Me siento sobre el pasto, esta muy fresco y verde, miro a mí alrededor y admiro cuanto me rodea.

En un día tan caluroso, es refrescante saber que se tiene lugares así, dentro de una misma.
Fue en mi jardín que aprendí con el tiempo, lo delgada que es la línea existente entre tomar la mano a alguien y encadenar un alma.
Y que el amor no significa apoyarte, para eso esta tu propio roble, pues compañía no significa seguridad.

Miro cada una de mis flores, así como la hierba buena, las huelo profundamente y recuerdo cuando finalmente entendí, que los besos no son contratos, ni los regalos promesas o compromiso.
Comenzaré a hacer caminos hoy, porque mañana es incierto para hacer planes.
Entonces siembro mi propio jardín, adorno mi propia alma, espero que mi campo se llene de flores.
Así, puedo sobrellevarlo todo, pues en verdad soy fuerte y valgo mucho.
En esta paz de plaza privada, mis manos están más duras, mi carácter más dulce, lo mínimo me traspasa, estoy sentada en mi jardín arrancando la mala hierba, la aparto para hacer otro jardín, pues lo que es malo en uno, puede ser provechoso en otro.

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