Cuando Machado compuso este poema, su mujer Leonor estaba en las últimas. El fatal desenlace le desesperaba hasta tal punto que llegó a comer con los mismos cubiertos por tratar de contagiarse de la enfermedad pulmonar que tenía ella. En esto, una tarde, paseando a orillas del Duero observa cómo la terca esperanza hace brotar de las ramas de un olmo casi podrido del todo, unas hojas verdes...
No hay comentarios:
Publicar un comentario